Conciencia historica y escritura Inca
La teología y cosmología Inca siguen siendo un misterio incluso para aquéllos que las han estudiado más de cerca. Gary Urton, un importante estudioso concluye: “hay algo en su manera de pensar que para nosotros es muy extraño. La mayoría de sus intuiciones naturales no le sirven para examinar bien los lugares Incas. Nos es difícil saber cómo pensaron.” No sorprende que el mismo Gary Urton haya estudiado el quipu e intentado encontrar su correlación con el misterio de la escritura.
Si los Incas poseían o no escritura es una cuestión que ha permanecido impenetrable hasta el presente. Los documentos Miccinelli parecen finalmente ofrecer evidencia que debe ayudar a establecer esta materia más allá de la duda. Sin embargo, otros autores muy conocidos han llegado a conclusiones similares a través de la investigación independiente, entre ellos: Gary Urton, Larco Hoyle, y Burns Glynn. Los cronistas dejaron declaraciones contradictorias sobre el quipu como herramienta para la comunicación escrita. ¡No sólo son contradictorias las referencias; a veces, incluso el mismo autor se contradice!
Garcilaso declara: “Los quipucamayoc fueron asignados por los curacas y nobles de sus respectivas provincias para la conservación de los hechos históricos transmitidos por sus predecesores o de todos los otros eventos dignos de mención que ocurrieran en algún distrito; y el quipucamayoc, haciendo de escritores e historiadores, conservaban los registros que, como hemos dicho, eran los quipus o ʻcrónicasʼ” (traducción del autor). Contradiciéndose, en otros lugares Garcilaso afirma que “el nudo indica el número, no la palabra” (Libro 6). Polo de Ondegardo indica, “En esa ciudad había muchos funcionarios del Inca encargados de la religión y del gobierno, y algo más que yo no creería si no lo hubiera visto, que a través de los cordones y nudos se conservan las leyes y estatutos, y la sucesión de los reyes, e incluso había un poco de claridad sobre los estatutos que habían sido instituidos en el tiempo de cada uno de ellos [de los reyes]” (traducción del autor). Domingo de Santo Tomás (1560) afirma que los indios no usaban la escritura sino “un medio ingenioso.” Esta declaración es reforzada por J. de Acosta que afirma que los indios recuperaron su carencia de escritura con las pinturas y los quipus. Cabello de Balboa indica que, al morir, Wayna Capac dibujó líneas de diferentes colores que expresaban sus últimos deseos. Éstos se tradujeron en quipus y más estudiados por el quipucamayoc. El fraile Martin de Murua indica que el quipu era el equivalente a un libro; agrega que el uso del quipu era admirable pero poco claro, y que del quipu se extraía toda clase de información. Otra explícita referencia al quipu como libro está presente en el capítulo trigésimo séptimo de la Tercera Sesión del Consejo Provincial de Lima, celebrado en la catedral de la Ciudad de los Reyes el 23 de septiembre de 1583. El consejo declaró que era necesario destruir estos quipus. Otros cronistas que confirman varios aspectos de estas declaraciones son: Pedro Cieza de León, Cristóbal de Molina, Sarmiento de Gamboa, el Jesuita anónimo, Anello Oliva, y Antonio de Calancha. Finalmente, la amnesia española sobre la escritura Inca parece difícil de justificar a la luz del hecho que incluso los españoles la usaron. Los Mercedarios — una orden misionera — usaban los quipus extensivamente en su esfuerzo por evangelizar al Perú a fines del año 1580. Los misioneros obligaron a los nativos a apuntar las principales oraciones católicas. Los frailes también animaron a los nativos a registrar en el quipu el año cristiano y usarlos para registrar la voluntad del difunto.
Juan Anello Oliva (Libro JAO II del documento Miccinelli) revela que el quipu de lana de Acatanga (el lugar localizado debajo de Tiwanaku) — adjunto al manuscrito Historia et Rudimenta — es sobre la canción “Sumac ñusta.” La canción dice: “Bella princesa, su hermano rompió su copa, Pachacama devuelve su energía en la lluvia.” Anello Oliva agrega el dibujo de un quipu real en que una vez más aparece la canción “Sumac ñusta.”
Valera nos ofrece una valiosa visión sobre el origen del quipu. Según el conocimiento que él recibió, regresarían en el tiempo de Manco Capac. En el quipu Manco Capac inventó una escritura que imitó los rayos del sol, los colores del césped quychu y los contornos de las montañas. Usó lana (de las llamas) y algodón e inventó tres tipos de quipus. Note que las varias fuentes apuntan a dos o tres tipos de quipus. El tercer tipo puede ser el referido por Burns Glynn vía Guamán Poma del que más se dirá brevemente.
De manera que ¿cómo operó el capac quipu — quipu real? A un cordón fueron sujetados algunos símbolos cardinales que corresponden a una palabra Quechua específica. De cada símbolo colgaban uno, dos, o más nudos que indicaban qué sílaba de la palabra sería leída. Un nudo indicaba la primera sílaba, dos la segunda, tres la tercera, etc. La lectura secuencial de las sílabas de los varios hilos que sostenían los símbolos deletreaba el mensaje del quipu real. Se llamaron símbolos cardinales o palabras ticcisimi* (palabra clave). Valera conoció sesenta y cinco símbolos pero se dijo que había un total de doscientos.
Uno de los manuscritos de Miccinelli, Exsul Immeritus, se encontró junto con algunos de los símbolos cardinales en metal y en lana y un poco del quipu en oro. De hecho muchos símbolos cardinales también parecen pintados en el manuscrito. Juan Antonio Cumis independientemente confirma la noción del quipu real que él ha recibido, no de Valera, sino del curaca Mayachac Azuay. Él da una lista de cincuenta y seis de tales símbolos cardinales.
Otra confirmación sobre la escritura Inca aparece en La Nueva Coronica de Guamán Poma, sutilmente incorporada en la propia crónica, y principalmente en una referencia al valor del quipu. En un punto el autor declara que “los indios no conocieron cartas o escritura, este es el porqué todo lo que aparece en este opus se ha tomado del quipu,” y después, “Los escritores pusieron todo en el quipu con tal habilidad que el registro hecho con los cordones era equivalente a lo que se escribe en una carta.” Una figura de Nueva Coronica hace pensar en un paralelismo entre los libros y los quipus; en él es representado un funcionario Inca sosteniendo en una mano un quipu y en la otra un libro. En otro un chasqui (mensajero) sostiene en su mano un quipu mientras parece estar corriendo; en la misma mano hay un pequeño signo que dice “carta,” como para especificar el propósito del quipu. Valera también da una compleja explicación — no dada en el publicado texto de Miccinelli, y no accesible al autor — de cómo transformar un quipu literario en uno numérico y vice-versa.
William Burns Glynn intuyó que la Nueva Coronica oculta más de lo que quiere deliberadamente revelar, antes de la aparición e independientemente de las revelaciones de los documentos Miccinelli. Él ha llegado a esta conclusión examinando los símbolos descritos en el llamado uncus, las túnicas de importantes funcionarios Incas. En el uncus aparecen algunas cintas verticales u horizontales llamadas tucapo. Los mismos símbolos del uncus aparecen también en antiguos jarrones y vestidos. Es interesante notar que los tucapos fueron prohibidos por el virrey español Toledo, porque se sabía que en ellos se llevaban mensajes.
Burn Glynn encontró que la clave para descifrar los caracteres está en leer los signos que se usan en los tucapos de todos los emperadores Incas. Esto es posible desde que los dibujos están acompañados por nombres que son a menudo muy cortos. Una primera observación confirmará lo correcto de este enfoque. Los mismos caracteres del glifo aparecen como la última sílaba de los nombres Sinchi Roca y Roca Inca en sus respectivos tucapos. Burn Glynn observa que este tipo de escritura se hizo de la derecha a la izquierda y vice- versa, de la cima al fondo y al revés.